Siempre he tenido convicción de que tener lana era sinónimo de tener buena suerte. Parece ser que en algunos lugares se traduce también por tener riqueza o tener buen gusto.
En la parte norte de la Comunitat Valenciana, en tierras de Castelló, Morella fue una población muy rica por la lana de los corderos que se exportaba a los diferentes países de la actual Italia para la confección de tejidos. La lana era de la mejor calidad que se pudiera encontrar, pero eso fue en la Edad Media, quedando desde entonces la fama de las «mantas morellanas» tejidas en la localidad.
Hoy en día, según una noticia dada en la T.V. está en peligro incluso la industria de la lana ya que lavar la lana de los corderos es más barato hacerlo en China que en España por los costes de producción. Y digo yo… las nuevas tecnologías y las energías renovables… ¿no sirven para nada?. ¿No inventamos nada al respecto?.
Pagar unos costes de electricidad de más de cinco mil euros tal vez no sea rentable pero estoy convencido que la modernización y adecuación de la industria, junto a la utilización de nuevas tecnologías serviría para algo.
Las prendas sintéticas ganan la partida fente a un producto natural, renovable, reciclable y ecológico.
No seré yo el que de ideas a este respecto pero en momentos como los que vivimos hoy en día, tal vez, el mejor patrimonio sea el de las ideas y no el de la lana…
Grito de guerra 